SOLITARIA REVELACIÓN
DE UNA GÉLIDA PODREDUMBRE
EN EVIDENTE DECADENCIA
El único vestigio que quedó de mi creación como canta-autor canadiense. Una producción que abandoné prematura y completamente porque sentí que estaba repitiendo algunas fórmulas que ya había explorado en proyectos anteriores y, además, el estilo empezaba a tomar unas formas que no me complacían en absoluto.
En agosto de 2003, cuando me mudé a Montréal, solo llevé una guitarra, un multiefectos y una máquina de ritmos. Con esos elementos empecé a escribir algunas canciones, algunas melodías, algunas bases. La primera fue REFLEJO. La temática era diferente de las que solía abordar. No era ni dura, ni amarga. Mi forma de escribir también era diferente. No era ni sintética, ni abstracta. Llegaba a ser graciosa e hilarante, con un humor un tanto picante y, quizás, excesivamente descriptiva.
En esa época también estaba trabajando en otras canciones que poseían esas mismas características: ASTRO, DISCORDIA, NADIE, AZOTE, ESPINA y RASPOSO. Con la única con la que llegué a dar un paso más allá en la producción fue con REFLEJO. En 2004, conseguí un sequencer, un sampler y una Macintosh G3 que me regaló uno de los dueños de una agencia de publicidad en la que trabajaba y logré hacer una versión multipista muy completa, con muchos detalles y arreglos.
Me arrepiento de no haber terminado de grabar las otras canciones porque sé que nunca más las abordaré de la misma manera que en ese entonces y porque me he dado cuenta de que el resultado final de esa única grabación no es para nada espantoso - como creí en aquel momento - y además presenta algunas vetas que podría haber continuado explorando. Lamentablemente ya es tarde para retomar el trabajo donde quedó. Sin embargo, algunas de estas canciones me han servido para gestar otras en mis nuevos proyectos. Reciclar, reutilizar, reducir.
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